12-05-2005, 05:33 PM
A propósito de Eisenstein
1932
Ciudad de México
Eisenstein
Mientras en México lo acusan de bolchevique, homosexual, y libertino, en Hollywood lo tratan de perro rojo y amigo de asesinos.
Serguéi Eisenstein ha venido a México para filmar una epopeya indígena. A medio hacer, se la destripan. La censura mexicana le prohíbe algunas escenas, porque está bien la verdad pero no tanta, y el productor norteamericano le usurpa el material filmado y lo deja en manos de quien quiera descuartizarlo.
La película de Eisenstein, Que viva México, ya no es más que un montón de grandiosos retazos, imágenes sin articular o rejuntadas sin coherencia y a traición: deslumbrantes letras sueltas de una palabra jamás dicha sobre este país, este delirio surgido del lugar donde el fondo de la mar se toca con el centro de la tierra: pirámides que son volcanes a punto de estallar, lianas entrelazadas como cuerpos ávidos, piedras que respiran...
Memoria del Fuego
III. El siglo del viento
Eduardo Galeano
1932
Ciudad de México
Eisenstein
Mientras en México lo acusan de bolchevique, homosexual, y libertino, en Hollywood lo tratan de perro rojo y amigo de asesinos.
Serguéi Eisenstein ha venido a México para filmar una epopeya indígena. A medio hacer, se la destripan. La censura mexicana le prohíbe algunas escenas, porque está bien la verdad pero no tanta, y el productor norteamericano le usurpa el material filmado y lo deja en manos de quien quiera descuartizarlo.
La película de Eisenstein, Que viva México, ya no es más que un montón de grandiosos retazos, imágenes sin articular o rejuntadas sin coherencia y a traición: deslumbrantes letras sueltas de una palabra jamás dicha sobre este país, este delirio surgido del lugar donde el fondo de la mar se toca con el centro de la tierra: pirámides que son volcanes a punto de estallar, lianas entrelazadas como cuerpos ávidos, piedras que respiran...
Memoria del Fuego
III. El siglo del viento
Eduardo Galeano