Encuesta: ¿A qué fase llegará la selección mexicana en el mundial?
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A octavos de final
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Llegaremos al anhelado quinto partido(cuartos de final)
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A semifinales
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Jugaremos la gran final
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Seremos campeones del mundo!!!!!
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Selección nacional... destino final???
#25
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Cita:Proteccionismo y fútbol
27 de junio de 2006, 02:36 PM

En los últimos años hemos oído -en forma reiterada- toda suerte de ataques a los modelos económicos “neoliberales”, a la globalización y al libre comercio, como factores que van en detrimento de los países en desarrollo.

A veces es confuso el entender por qué la competencia o la apertura internacional generan beneficios económicos. Sin embargo, puede ser más fácil entenderlo si dejamos concepciones económicas y políticas de lado para hablar de algo que todo mundo comprende: el fútbol.

Como típico hombre, fanático o no del fútbol, cada cuatro años en el verano veo la Copa del Mundo. Como típico mexicano, una y otra vez me decepciona el desempeño del equipo de mi país.

Disto de ser un experto en fútbol, pero dado que soy economista, puedo ofrecer las razones económicas que -creo- contribuyen a su fracaso en mi país. Al hacerlo ejemplificaré lo que dije: en el fútbol como en los modelos económicos, la competencia y la globalización generan calidad y competitividad. El proteccionismo genera ineficiencia, precios altos y estancamiento.

Empecemos por partes; México es un país principalmente futbolero. Incluso partes del país francamente beisboleras como el noroeste o el sureste, gradualmente han desarrollado afición por el deporte de las patadas.

De un país con más de cien millones de habitantes y con la doceava economía más grande del mundo, podría esperarse una inagotable producción de futbolistas, pero no ocurre así. Examinemos las causas.

México es una de las ligas profesionales de fútbol que mejor pagan a sus jugadores en el mundo. Como en otros países, el número de jugadores extranjeros por equipo está restringido. En el caso de México, por décadas la competencia regional fue muy limitada.

Como parte de Concacaf, México competía en los torneos de calificación con países grandes y ricos -pero no futboleros- como Estados Unidos y Canadá, o con países pequeños y pobres como los de Centroamérica y el Caribe.

Mientras tanto, los equipos sudamericanos y europeos gozan del desarrollo que viene de la competencia. En Sudamérica juegan rutinariamente, entre equipos y selecciones, con dos superpotencias como Brasil y Argentina. En Europa, la competencia es aún más amplia.

Al igual que ocurre en las empresas, la competencia fuerza al desarrollo de estrategias, la elaboración de planeamientos, la búsqueda de eficiencia. Ese es mi punto.

Lo peor que le puede pasar al desarrollo de la productividad de un país es cerrar sus fronteras, imponer medidas proteccionistas para evitar la entrada de competidores extranjeros, encarecer artificialmente los recursos nacionales y favorecer a las entidades locales. Eso es exactamente lo que le pasó a México.

Aunque en la última década los países sudamericanos accedieron a la participación de equipos mexicanos en la Copa Libertadores o en torneos a nivel de selección, resulta muy difícil compensar el tiempo perdido. Los equipos de estos países sudamericanos -poblados de inmigrantes europeos amantes del fútbol- compitieron entre sí durante muchos años.

Más aún, hace décadas empezaron a exportar a sus mejores jugadores a las competitivas ligas europeas. México se ha beneficiado de competir contra equipos sudamericanos, aún cuando la gran mayoría de las estrellas de la región ni siquiera juegan para los equipos de sus países.

Hoy por hoy, México cuenta con uno o dos jugadores en Europa.
Evidentemente, cuando salen a jugar con equipos más altos, más fuertes y acostumbrados al choque, los pequeños jugadores mexicanos salen volando. Sí, México tiene al equipo más bajo de estatura en el Mundial. Sin embargo eso se puede suplir. Basta recordar a Maradona.

Michael Jordan, quien compitió en otro deporte en la liga más fuerte del mundo, la NBA, es otro ejemplo. Harto de ser despedido por jugadores diez o quince centímetros más altos que él, optó por incrementar su peso muscular y su condición física. El problema quedó ampliamente suplido, particularmente al sumarse a su habilidad.

Los jugadores argentinos o brasileños que juegan en Europa están más que acostumbrados al choque y a enfrentar a jugadores físicamente más grandes. Han aprendido porque llevan décadas compitiendo con ellos. Entonces, no podemos afirmar que hay razones de fondo limitando el posible desarrollo de los jugadores mexicanos.

Por ende, la protegida liga profesional mexicana sobrepaga a sus jugadores pues tiene que llenar a sus equipos con ellos. No hay una adecuada relación entre su calidad y su salario. Tampoco son atractivos para los equipos profesionales europeos; por ese precio pueden encontrar alternativas mejores en otros países.

Esto explica que países con menos tradición futbolística -como Estados Unidos, Irán, o los africanos- tengan más jugadores en Europa que México.

No quiero meterme con la lógica económica de sobrepagar a los equipos profesionales de fútbol mexicanos, independientemente que sean rentables o no. Se dice que pocos lo son. En algunos casos se les acusa de ser utilizados por sus dueños para lavar dinero. No lo sé y no me consta.

Sin embargo, si así fuera, los equipos serían un buen microcosmos de los problemas que aquejan a México como país: corrupción, falta de un estado de derecho e impunidad generalizada. Esto ha afectado el desarrollo futbolístico, pero más trágicamente ha truncado al económico.

La solución es relativamente sencilla, pero controversial: quitar la restricción del número de jugadores extranjeros que puede haber por cada equipo profesional en México.

Esto resuelve muchos problemas; por una parte permitirá incrementar el nivel general de una liga que paga bien, lo cual mejorará el fogueo de los jugadores locales. Por la otra, para los jugadores mexicanos se volverá atractivo jugar en equipos europeos, pues en ambos mercados recibirán una compensación acorde a su habilidad y talento.

Un elemento que fortalece mi argumento es recordar cómo México ganó el año pasado el Campeonato Mundial Sub-17, goleando en la final al previo campeón, Brasil. Allí podemos ver que entre dos países futbolísticos, con población y desarrollo económico comparable, el semillero de jugadores es similar.

La diferencia se encuentra en que la mayoría de esos jugadores brasileños ya son propiedad de equipos profesionales europeos. Aunque algunos mexicanos también lo son, pronto serán atraídos a una liga mexicana ávida de jugadores autóctonos. En ese momento su crecimiento será más limitado, pues competirán en un mercado inferior.

Seria ideal además que estos jóvenes se desarrollasen como seres humanos. Cabe aquí otro ejemplo de “microcosmos”, el del equipo de los Estados Unidos, un equipo inferior al de los europeos, pero una diferencia sustancial: tiene más graduados universitarios que los demás.

Es un país que desarrolla deportistas dentro de universidades autónomas, con sus arcas llenas, compitiendo entre sí e íntimamente ligadas al desarrollo de sus comunidades. El equipo de graduados universitarios contrasta así con los equipos europeos, provenientes de una región con sistemas universitarios estatales, donde se promueve la homogeneidad sobre la meritocracia, y donde el deporte no recibe tanto apoyo.

Por ende, estrellas como Zidane y Beckham se hicieron profesionales a los 16 años, mientras que Figo lo hizo a los 17. Han ganado mucho dinero, pero quizá su desarrollo humano muestre carencias no subsanables con riquezas económica.

El fútbol es un área más donde la libre competencia y el rechazo al proteccionismo generan eficiencia y fortaleza. Acoger esta visión a largo plazo es la solución. Se trata siempre de mirar hacia afuera, ver a la globalización como oportunidad y no como una amenaza; entender que ésta nos da posibilidades de competir, y por ende, ser mejores.

Nada le daría más gusto a la FIFA y a todos quienes se lucran con el masivo mercado del fútbol que lograr ver a un mercado tan grande como el mexicano desarrollar equipos competitivos. Yo por lo pronto espero vivir, ya no para que México gane una Copa del Mundo, sino al menos para disfrutar de su participación.
Felicitaciones a Baidu, unico miembro del foro que lee todos los temas
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