11-28-2005, 02:11 AM
Por Raúl Serrano
El tamaño del pene sigue siendo una obsesión para alto porcentaje de hombres en el mundo, quienes no se conforman con lo que la naturaleza les dio y buscan que crezca mediante métodos que bien pueden sorprenderle, ¿quiere conocerlos?
Se sabe que de acuerdo a la raza a la que se pertenezca, se puede vislumbrar el tamaño del pene del portador; por ejemplo, los orientales promedian 13.75 centímetros de longitud; los hispanos 14.75; la raza negra 15.25 y los caucásicos (europeos y norteamericanos) 16.25. Las cifras son tomadas de la más reciente encuesta sobre sexualidad que patrocina una firma de condones.
La misma fuente informa que a nivel mundial el promedio del tamaño del pene en estado de flacidez es 8.85 centímetros y erecto 16.4, con diámetro de 4.1. Ahora bien, para los más interesados el estudio refiere que la dimensión del miembro masculino va en línea directa con la estatura de su portador, y para ilustrarlo mostraremos algunos ejemplos: si el varón mide entre 1.60 y 1.69 metros de altura, el órgano crecerá hasta 15.25 (promedio); entre 1.70 y 1.79 será de 15.65; de 1.80 a 1.89 alcanzará 16.5 y si la estatura está entre 1.90 a 1.95 logrará 17.5.
Por otro lado, algunas encuestas establecen que sólo 10% de las mujeres da importancia al tamaño del miembro de su pareja, y que el porcentaje restante está convencido de que su satisfacción sexual no depende de ello, es más, los mismos estudios arrojan que 98% de las féminas opina que un pene mayor a 20 centímetros les asusta o impresiona.
En realidad lo anterior importa a muy pocos hombres y menos aun se interesan en saber que la vagina está compuesta por tejidos musculares que se contraen al ser estimulada y es capaz de presionar y adaptarse al tamaño promedio del pene; igualmente, el clítoris (que se considera el punto más sensible de los genitales femeninos), reacciona directamente al tacto, lo que hace que ellas gocen esta experiencia tanto como la misma penetración.
Eres grande, grande, grande…
Lo cierto es que, sobre todo en los países latinos, el tamaño del miembro viril es prácticamente una obsesión, pues erróneamente se le relaciona con poder, masculinidad, fortaleza, autoridad y seguridad. Es así que a lo largo de la historia hay registros de técnicas de estiramiento que al parecer están basadas en el viejo hábito árabe del "jelqing", sistema heredado de padres a hijos a través de generaciones. El principio está basado en estimular manualmente al órgano, de la base a la punta, de manera que las tres cavidades que lo llenan de sangre para dar lugar a una erección se estiren, es decir, que los tejidos que cubren las huecos crezcan y den lugar a mayor levantamiento; claro que este ejercicio requiere de varias sesiones al día durante varios meses o años.
Cuenta también la historia que esto producía penes de tamaño entre 25 y 50 centímetros de largo, lo que parece exagerado. No es raro que en nuestros días algunas empresas que garantizan resultados satisfactorios basen su oferta en el famoso jelqing árabe, encubiertas en la leyenda "técnica de ejercicios naturales, sin cirugías ni sufrimiento".
Ahora bien, los expertos señalan que algunas partes del cuerpo son susceptibles de estirarse, por ejemplo, la piel y el tejido conjuntivo (que cubre las articulaciones) responden al estiramiento gradual y prolongado adaptando su forma, como puede suceder con los ubicados dentro del pene, acción que se facilitaría al no haber hueso ni cartílagos en el interior.
Uno más de los experimentos para que el miembro viril aumente su tamaño es el uso de pesas o dispositivos mecánicos, mediante la aplicación de pesadas cargas que se atan alrededor del pene, o éste es resguardado en armazones metálicos donde es puesto bajo tensión y es obligado a estirarse. Tal vez este método sea lo más perecido a una tortura, y no deja de lado la posible aparición de una lesión o desgarre del miembro, por lo que resulta poco recomendable.
Poco que ganar, mucho que perder
Bueno, la obsesión por obtener mayor longitud peneal ha hecho que el hombre contemple métodos que incluso no fueron ideados para ello, como las bombas de vacío empleadas para problemas de disfunción eréctil, las cuales parten del principio de que la erección depende del flujo de sangre en él, de forma que si éste puede estimularse puede haber aumento en el volumen. Mediante esta técnica el cuerpo del pene se envuelve en un cilindro acrílico y se sujeta firmemente alrededor de la base, para posteriormente extraer el aire del tubo plástico con una bomba mecánica o eléctrica, al tiempo que el miembro se infla para llenar el vacío resultante. Los riesgos en el empleo de esta técnica son varios, y algunos muy peligrosos, ya que la excesiva presión de vacío puede ocasionar cicatrices, moretones, hemorragias y, en algunos casos, llegar a producir gangrena y dañar al pene. Por si fuera poco, sus resultados duran unas cuantas horas, es decir, el aumento es real mientras se mantiene la erección, pero en sí el órgano no crece.
Por otra parte, se contempla la cirugía de alargamiento, en la cual se hace una incisión a la altura del pubis y se corta el llamado ligamento suspensorio, tejido responsable de dar sostén al pene por dentro del cuerpo y de que al haber erección ésta forme un ángulo de 90° (o más en la juventud del hombre), pudiendo ser menor por el paso del tiempo.
Entonces, por efecto de la intervención la resistencia natural del órgano se pierde y éste cae por no haber algo que resista su peso, creando con ello la ilusión de alargamiento del pene, pero afectando la angulación de la erección, la cual apuntará en el futuro ligeramente hacia abajo.
Otro método quirúrgico aprovechado por médicos poco éticos es el que aumenta la circunferencia del miembro mediante la inyección de las propias células grasas del paciente -extraídas por liposucción de las áreas de tejido graso en el cuerpo-, dentro del espacio entre la piel del pene y el tejido eréctil a lo largo de su longitud. El efecto es el engrosamiento, pero no el aumento de longitud del miembro, lo cual además tiende a fracasar debido a que las células grasas son muy frágiles y suelen reubicarse en el organismo.
Muchos de quienes han sido sometidos a ambas intervenciones retardaron la reanudación de sus relaciones sexuales o masturbación por casi un año, más tiempo del considerado inicialmente por el cirujano, además de que el dolor postoperatorio también parece haber sido mayor al prospectado por el facultativo.
Finalmente, vale la pena mencionar que algunos vívales ofrecen píldoras para el crecimiento del pene, lo cual como tal no es posible, ya que lo que consigue es mejorar la circulación sanguínea en el miembro viril, y por tanto, una erección más satisfactoria. Aunque resulte obvio mencionarlo, es importante reiterar que la administración de estos medicamentos debe hacerse bajo la supervisión de un especialista médico.
Ahora que tiene más conocimientos al respecto, piénselo dos veces antes de tomar la decisión de recurrir a algún método para lograr que su órgano reproductor alcance mayor tamaño, pues puede poner en riesgo muchas cosas. Consúltelo con su pareja, y consideren ambos que el tamaño del miembro viril no influye en la satisfacción sexual de la relación, y que de no ser plena ésta tal vez lo que necesite sea un consultor sexual, quien será el indicado para valorar el problema y dar la solución pertinente.
saludymedicinas.com
El tamaño del pene sigue siendo una obsesión para alto porcentaje de hombres en el mundo, quienes no se conforman con lo que la naturaleza les dio y buscan que crezca mediante métodos que bien pueden sorprenderle, ¿quiere conocerlos?
Se sabe que de acuerdo a la raza a la que se pertenezca, se puede vislumbrar el tamaño del pene del portador; por ejemplo, los orientales promedian 13.75 centímetros de longitud; los hispanos 14.75; la raza negra 15.25 y los caucásicos (europeos y norteamericanos) 16.25. Las cifras son tomadas de la más reciente encuesta sobre sexualidad que patrocina una firma de condones.
La misma fuente informa que a nivel mundial el promedio del tamaño del pene en estado de flacidez es 8.85 centímetros y erecto 16.4, con diámetro de 4.1. Ahora bien, para los más interesados el estudio refiere que la dimensión del miembro masculino va en línea directa con la estatura de su portador, y para ilustrarlo mostraremos algunos ejemplos: si el varón mide entre 1.60 y 1.69 metros de altura, el órgano crecerá hasta 15.25 (promedio); entre 1.70 y 1.79 será de 15.65; de 1.80 a 1.89 alcanzará 16.5 y si la estatura está entre 1.90 a 1.95 logrará 17.5.
Por otro lado, algunas encuestas establecen que sólo 10% de las mujeres da importancia al tamaño del miembro de su pareja, y que el porcentaje restante está convencido de que su satisfacción sexual no depende de ello, es más, los mismos estudios arrojan que 98% de las féminas opina que un pene mayor a 20 centímetros les asusta o impresiona.
En realidad lo anterior importa a muy pocos hombres y menos aun se interesan en saber que la vagina está compuesta por tejidos musculares que se contraen al ser estimulada y es capaz de presionar y adaptarse al tamaño promedio del pene; igualmente, el clítoris (que se considera el punto más sensible de los genitales femeninos), reacciona directamente al tacto, lo que hace que ellas gocen esta experiencia tanto como la misma penetración.
Eres grande, grande, grande…
Lo cierto es que, sobre todo en los países latinos, el tamaño del miembro viril es prácticamente una obsesión, pues erróneamente se le relaciona con poder, masculinidad, fortaleza, autoridad y seguridad. Es así que a lo largo de la historia hay registros de técnicas de estiramiento que al parecer están basadas en el viejo hábito árabe del "jelqing", sistema heredado de padres a hijos a través de generaciones. El principio está basado en estimular manualmente al órgano, de la base a la punta, de manera que las tres cavidades que lo llenan de sangre para dar lugar a una erección se estiren, es decir, que los tejidos que cubren las huecos crezcan y den lugar a mayor levantamiento; claro que este ejercicio requiere de varias sesiones al día durante varios meses o años.
Cuenta también la historia que esto producía penes de tamaño entre 25 y 50 centímetros de largo, lo que parece exagerado. No es raro que en nuestros días algunas empresas que garantizan resultados satisfactorios basen su oferta en el famoso jelqing árabe, encubiertas en la leyenda "técnica de ejercicios naturales, sin cirugías ni sufrimiento".
Ahora bien, los expertos señalan que algunas partes del cuerpo son susceptibles de estirarse, por ejemplo, la piel y el tejido conjuntivo (que cubre las articulaciones) responden al estiramiento gradual y prolongado adaptando su forma, como puede suceder con los ubicados dentro del pene, acción que se facilitaría al no haber hueso ni cartílagos en el interior.
Uno más de los experimentos para que el miembro viril aumente su tamaño es el uso de pesas o dispositivos mecánicos, mediante la aplicación de pesadas cargas que se atan alrededor del pene, o éste es resguardado en armazones metálicos donde es puesto bajo tensión y es obligado a estirarse. Tal vez este método sea lo más perecido a una tortura, y no deja de lado la posible aparición de una lesión o desgarre del miembro, por lo que resulta poco recomendable.
Poco que ganar, mucho que perder
Bueno, la obsesión por obtener mayor longitud peneal ha hecho que el hombre contemple métodos que incluso no fueron ideados para ello, como las bombas de vacío empleadas para problemas de disfunción eréctil, las cuales parten del principio de que la erección depende del flujo de sangre en él, de forma que si éste puede estimularse puede haber aumento en el volumen. Mediante esta técnica el cuerpo del pene se envuelve en un cilindro acrílico y se sujeta firmemente alrededor de la base, para posteriormente extraer el aire del tubo plástico con una bomba mecánica o eléctrica, al tiempo que el miembro se infla para llenar el vacío resultante. Los riesgos en el empleo de esta técnica son varios, y algunos muy peligrosos, ya que la excesiva presión de vacío puede ocasionar cicatrices, moretones, hemorragias y, en algunos casos, llegar a producir gangrena y dañar al pene. Por si fuera poco, sus resultados duran unas cuantas horas, es decir, el aumento es real mientras se mantiene la erección, pero en sí el órgano no crece.
Por otra parte, se contempla la cirugía de alargamiento, en la cual se hace una incisión a la altura del pubis y se corta el llamado ligamento suspensorio, tejido responsable de dar sostén al pene por dentro del cuerpo y de que al haber erección ésta forme un ángulo de 90° (o más en la juventud del hombre), pudiendo ser menor por el paso del tiempo.
Entonces, por efecto de la intervención la resistencia natural del órgano se pierde y éste cae por no haber algo que resista su peso, creando con ello la ilusión de alargamiento del pene, pero afectando la angulación de la erección, la cual apuntará en el futuro ligeramente hacia abajo.
Otro método quirúrgico aprovechado por médicos poco éticos es el que aumenta la circunferencia del miembro mediante la inyección de las propias células grasas del paciente -extraídas por liposucción de las áreas de tejido graso en el cuerpo-, dentro del espacio entre la piel del pene y el tejido eréctil a lo largo de su longitud. El efecto es el engrosamiento, pero no el aumento de longitud del miembro, lo cual además tiende a fracasar debido a que las células grasas son muy frágiles y suelen reubicarse en el organismo.
Muchos de quienes han sido sometidos a ambas intervenciones retardaron la reanudación de sus relaciones sexuales o masturbación por casi un año, más tiempo del considerado inicialmente por el cirujano, además de que el dolor postoperatorio también parece haber sido mayor al prospectado por el facultativo.
Finalmente, vale la pena mencionar que algunos vívales ofrecen píldoras para el crecimiento del pene, lo cual como tal no es posible, ya que lo que consigue es mejorar la circulación sanguínea en el miembro viril, y por tanto, una erección más satisfactoria. Aunque resulte obvio mencionarlo, es importante reiterar que la administración de estos medicamentos debe hacerse bajo la supervisión de un especialista médico.
Ahora que tiene más conocimientos al respecto, piénselo dos veces antes de tomar la decisión de recurrir a algún método para lograr que su órgano reproductor alcance mayor tamaño, pues puede poner en riesgo muchas cosas. Consúltelo con su pareja, y consideren ambos que el tamaño del miembro viril no influye en la satisfacción sexual de la relación, y que de no ser plena ésta tal vez lo que necesite sea un consultor sexual, quien será el indicado para valorar el problema y dar la solución pertinente.
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Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.